La desesperación de la oposición
por el fracaso rotundo en la conducción de la campaña con el llamado “Autobús
del Progreso”, que primero lanzó al despeñadero a su colector, Juan Carlos
Caldera y ahora va derecho al precipicio del 7 O, con su conductor y
plantilla de mecánicos, les está llevando a la estulticia y ese es un escenario
peligroso, para todos. Para sus seguidores en primer término, que enloquecidos
por esa carga de desinformación pudieran caer en el terreno de la violencia
irresponsable, que en todo caso es que lo que buscan los tripulantes del
“Autobús del fracaso”.
La deserciones de la llamada
“Mesa de la Unidad Democrática”, que insistimos es la “ Coordinadora
Democrática “ que articuló el golpe de Estado de 2002 y que programó y ejecutó
el criminal paro petrolero, cuando sus voceros, los mismos voceros actuales de
la MUD convocaban al pueblo a sacrificar la navidad y a comerse las hallacas y
a tomarse los tragos, en febrero pero sin Chávez, mientras ellos el 20 de
diciembre encabezados por el prófugo Carlos Ortega, formaban la caravana con
sus familiares, para disfrutar la navidad en Miami, Aruba y Curazao, dejando a
sus seguidores en la estacada, no son casuales, son producto de la reflexión de
venezolanos, que en un principio cayeron en la trampa del majunchismo y que no
quieren ver a su patria pisoteada por la bota imperial, que está detrás de la
candidatura de Henrique Capriles Radonsky, cabeza de playa para la invasión.
La calidad revolucionaria, el
sentido de hermandad, de solidaridad, de claridad ideológica y de resistencia heroica,
del pueblo venezolano, derrotó esa criminal entente y nos comimos las hallacas,
con el “Negro allí” . Y los blanquitos que querían comerse las hallácas con los
Marines en Miraflores, tuvieron que comérselas y tendrán que seguir comiéndoselas hasta el dos mil infinito, con la compañía
del innombrable mulato y sus hordas de “Patenelsuelo”, que le acompañan en la
“dictadura”, que ha visibilizado a los invisibles de la IV República, como el
caso de los aborígenes, que ahora tienen ciudadanía y derechos, que se los
garantiza el Estado Venezolano y que custodian los diputados , ministros y los
consejos indígenas, que tienen en las diferentes instancias.
Los analfabetas, que eran solo
números en los cuadernos de votación para que cada cinco años cayeran por
inocentes. Ahora son ciudadanos de la República Bolivariana de Venezuela, que
saben leer y escribir, que ya no se
pierden en las ciudades, porque no saben leer los nombres de las calles, de las
esquinas o los números de la casas, que ya no los ponen a firmar con la huella
digital, créditos millonarios de los cuales solo recibían migajas, como
campesinos, “amparados por una reforma agraria”, ni como obreros les pueden
robar sus prestaciones, porque no saben lo que firman. Estos ciudadanos ahora
conocen sus derechos y deberes, porque cada uno lleva en su bolsillo, el
proyecto de país revolucionario. La Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, la más completa del mundo. Ya no se mueren los pobres, en las
emergencias de los hospitales a la espera de una atención médica, tampoco
tienen que salir desesperados de sus barrios, cuando se les presenta una
emergencia, porque allí donde viven, está el módulo de Barrio Adentro, el CDI o
la clínica popular, con ambulancia incluso por si requiere una atención
superior. Venezuela ahora es el país en Hispanoamérica, después de Cuba, con la
mayor matricula universitaria. Es también de los pocos países del llamado
Tercer Mundo, que cumplió las metas del milenio. Esas y muchas otras razones,
son los “Miguelitos” que pincharon las llantas del “Autobús del Progreso”, que
se fue por el despeñadero del basurero de la historia, como corresponde a quien
carga a cuestas la mentira, el engaño, la deshonestidad y la pillería, como es
el caso de la MUD y su candidato.
Es la razón también por la cual
gente de oposición que quiere a su país, que respeta la voluntad popular y que
reconoce los beneficios que para el venezolano y extranjero residente en
nuestra territorio, con menores recursos ha generado el gobierno bolivariano,
está pidiendo parada y bajándose del autobús, antes que caiga por el
despeñadero con el pesado paquete neoliberal, que azota a España, Portugal,
Italia, Grecia, Francia, Alemania, a Europa en general y a Estados Unidos, y
que el candidato Henrique Capriles Radonsky, trae bajo el brazo, para aplicarlo
en Venezuela, en un supuesto negado que ganara las elecciones.
La renuncia de Aldo Cermeño,
connotado dirigente copeyano a quien conocimos, hace algunos años cuando
estábamos en el libre ejercicio, gobernador de Falcón, electo por voluntad
popular, con una gestión reconocida por su pueblo, no es como para
descalificarla, con el cuento de los
dólares, compra dirigentes. Tampoco creemos que las desbandadas de Copei
y de la MUD, en Miranda y en el Zulia, sean producto del maletín de Aldo
Cermeño.
En la medida que el destartalado
camastrón se acerca al despeñadero hay más gente pidiendo parada para bajarse
del embarque. Por eso queremos decirle a la gente de oposición, que todavía no
está desquiciada que razone, que no se coma el cuento de que ellos son
responsables, porque a partir de los 80 se apoltronaron en sus casas y no
salieron a votar y que eso fue la razón por la cual se perdió “La democracia
que con tanto sacrificio logramos”. Ustedes saben que no es así, el pueblo no
salía a votar porque estaba arrecho y no tenía nada que defender.
Pero este 7 O, si vamos todos a
votar, porque tenemos que defender lo que hemos obtenido a través de la
Revolución Bolivariana, el destino de Suramérica y de todos los pueblos que en
el mundo pugna por alcanzar su libertad y soberanía, porque tenemos que
defender la vida del planeta amenazada por la voracidad insaciable del imperio
y sus cancelveros . Este domingo siete de octubre, nadie puede, ni debe
quedarse en su casa, todos tenemos que salir a votar temprano, para que también
temprano podamos conocer la magnitud de la paliza que le dimos al Majunche y al
imperio, pero para eso hay que olvidarse del triunfalismo. Vamos todos a
cumplir con la revolución, con el Comandante, con nuestra patria y con la
familia. Vamos a ver el suceso del año, porque
se desbarrancó el autobús del Progreso.
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* Cástor Díaz es periodista
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